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La «Guerra Sucia» o Guerra Sucia en español, fue una parte significativa de la Operación Cóndor, que involucró a varias dictaduras de derecha en la región del Cono Sur. Durante este período, se implementó el terrorismo de Estado en Argentina y otras áreas vecinas, con el objetivo de perseguir a los disidentes políticos. Las fuerzas militares y de seguridad emplearon una violencia brutal contra los guerrilleros de izquierda, los disidentes políticos y cualquiera percibido como socialista u opuesto a las políticas económicas neoliberales del régimen.

La violencia durante este oscuro capítulo de la historia resultó en un estimado de 15,000 a 30,000 víctimas entre activistas de izquierda, sindicalistas, estudiantes, periodistas, marxistas, guerrilleros peronistas y presuntos simpatizantes, la mayoría de los cuales fueron víctimas del terrorismo de Estado. Es importante destacar que también los guerrilleros opuestos sufrieron pérdidas significativas, con cientos de oficiales militares y policiales y hasta 230 civiles muertos.

Los orígenes de este conflicto político prolongado se remontan a incidentes anteriores, como el asesinato de sindicalistas por parte de paramilitares peronistas y marxistas en 1969. Además, eventos como el Bombardeo de la Plaza de Mayo en 1955, la masacre de Trelew en 1972, las acciones de la Alianza Anticomunista Argentina en 1973 y los «decretos de aniquilación» de Isabel Perón durante el Operativo Independencia en 1975, también se consideran marcadores significativos del inicio de la Guerra Sucia.

En 1969, el descontento generalizado llevó a protestas significativas, incluyendo el Cordobazo y el Rosariazo. Durante este tiempo, los Montoneros, una organización guerrillera terrorista, secuestraron y ejecutaron al expresidente argentino Aramburu. La presión política llevó a la ascensión de Héctor José Cámpora como candidato peronista en lugar de Perón. Cámpora ganó las elecciones en marzo de 1973 y otorgó indultos a los miembros guerrilleros condenados, lo que llevó al regreso de Perón del exilio.

Sin embargo, el regreso de Perón fue empañado por enfrentamientos entre diferentes facciones peronistas, que culminaron en la trágica Masacre de Ezeiza. Cámpora renunció y en las elecciones de septiembre de 1973, Perón fue elegido presidente con Isabel como vicepresidenta. A pesar de su regreso, los conflictos internos persistieron, lo que llevó a Perón a expulsar a los Montoneros del partido, lo que a su vez llevó a la creación de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) para combatirlos, así como al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

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Perón falleció en julio de 1974 y su esposa, Isabel Perón, asumió la presidencia. Bajo su liderazgo, se autorizó al ejército y la policía a suprimir la subversión de izquierda. En 1976, una junta liderada por el general del ejército Jorge Rafael Videla derrocó a Isabel Perón, dando inicio al Proceso de Reorganización Nacional (Proceso). Durante este período, se disolvió el Congreso, se prohibieron los partidos políticos y los sindicatos, y los presuntos guerrilleros, incluidos los militantes de izquierda, enfrentaron desapariciones forzadas.

La junta logró someter exitosamente a los Montoneros y al ERP, y en 1982, el general Leopoldo Galtieri autorizó la desafortunada invasión de territorios británicos, lo que condujo a la Guerra de las Malvinas. Después de la derrota de Argentina en el conflicto, siguieron disturbios en las calles y el liderazgo militar responsable de la guerra se retiró. Posteriormente, Reynaldo Bignone asumió el poder y comenzó la transición hacia el gobierno democrático.

El Proceso de Reorganización Nacional (Proceso) en Argentina duró desde 1976 hasta 1983. Durante este período, se cometieron abusos generalizados de los derechos humanos, incluida la tortura, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, llevadas a cabo por la dictadura militar. Las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de madres cuyos hijos fueron desaparecidos forzosamente, se convirtieron en un poderoso símbolo de resistencia y exigieron justicia para las víctimas.

En 1983, se restauró el gobierno civil en Argentina y se hicieron esfuerzos para investigar y enjuiciar a los responsables de las atrocidades cometidas durante la Guerra Sucia. El legado de este oscuro capítulo en la historia argentina continúa influyendo en la política, la sociedad y la defensa de los derechos humanos en el país hasta el día de hoy.

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