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La Batalla de Pavón en 1861 marcó un punto de inflexión en la historia de Argentina, ya que Bartolomé Mitre salió victorioso, derrotando a Urquiza y convirtiéndose en el primer presidente de la Argentina reunificada. Tras la presidencia de Mitre, le siguieron Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda, quienes juntos sentaron las bases del Estado argentino moderno.

A finales del siglo XIX, Argentina presenció una serie de gobiernos federales que implementaron políticas económicas liberales, liderados por figuras como Julio Argentino Roca. Estas administraciones fomentaron masivamente la inmigración europea, lo que tuvo un profundo impacto en la sociedad y la economía del país. Para 1908, Argentina se convirtió en la séptima nación desarrollada más rica del mundo, impulsada principalmente por un crecimiento demográfico significativo y una expansión económica considerable. Las exportaciones de trigo y carne congelada se dispararon, situándola entre los cinco principales exportadores a nivel mundial. Además, la implementación de un nuevo sistema de educación pública condujo a un notable aumento en las tasas de alfabetización de la población. Sin embargo, a pesar de estos logros, los objetivos de industrialización no se cumplieron completamente y el sector manufacturero siguió siendo intensivo en mano de obra en la década de 1930.

Entre 1878 y 1884 tuvo lugar la famosa Conquista del Desierto, con el objetivo de expandir el territorio argentino mediante enfrentamientos con los pueblos indígenas. Desafortunadamente, el gobierno consideraba a los indígenas como inferiores, negándoles los mismos derechos que tenían los criollos y los europeos.

En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña introdujo el sufragio masculino universal y secreto, permitiendo que Hipólito Yrigoyen ganara las elecciones de 1916. Su administración implementó importantes reformas sociales y económicas, apoyando a las pequeñas explotaciones agrícolas y a las empresas. Sin embargo, durante su segundo mandato, Argentina enfrentó dificultades económicas debido a la agitación mundial de la Gran Depresión.

En 1930, Yrigoyen fue derrocado en un golpe militar liderado por José Félix Uriburu, marcando el comienzo del declive de Argentina y sus luchas económicas y sociales.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Argentina se mantuvo inicialmente neutral. Sin embargo, bajo la presión de Estados Unidos, el país finalmente declaró la guerra a las Potencias del Eje en 1945. Durante este tiempo, Juan Perón ascendió al poder a través del Partido Laborista, convirtiéndose en presidente tras una victoria arrolladora en las elecciones generales de 1946.

Juan Peron

La presidencia de Juan Perón dejó un impacto duradero en el panorama político de Argentina, ya que implementó una mezcla de populismo, nacionalismo y políticas de bienestar social conocidas como peronismo. Su gobierno priorizó los derechos de los trabajadores, promovió la industrialización y buscó reducir la brecha entre las clases sociales.

Si bien el peronismo gozó de un amplio apoyo entre la clase trabajadora, también enfrentó oposición de algunos sectores y del ejército. Los años siguientes presenciaron un complejo panorama político, marcado por períodos alternos de gobiernos peronistas y regímenes militares, lo que llevó a momentos de inestabilidad política y fluctuaciones económicas.

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